¿Alguna vez os habéis planteado que vuestros hijos aprendan las nociones básicas de la cocina? Lo que en un principio fue un reto para nosotros, conseguimos hacerlo realidad: fomentar la educación gastronómica entre los más pequeños. El propósito del curso de iniciación es que los alumnos se diviertan, aprendan, tomen conciencia de la importancia de elaborar la comida y, sobre todo, que se manchen las manos. Durante las dos horas y media que dura la clase, tocan la comida, observan el tiempo que requiere cada plato e intercambian impresiones con sus compañeros.

A lo largo de cinco sesiones, los niños aprenden a elaborar salsas clásicas, como la bechamel, para preparar las croquetas; masas para el pan, cocas, pizzas y masa quebrada; arroces, especialmente el meloso y al horno; distintos tipos de pasta fresca; y, cómo no, los tan ansiados postres: natillas, bizcochos y arroz con leche. Para chuparse los dedos.

Sesión 1: Entre croquetas anduvo el juego

Durante la primera sesión del curso de iniciación, que organizamos el sábado 1 de febrero, los pequeños chefs prepararon unas deliciosas croquetas de pollo. Mientras nuestros cocineros Grego y Yeray hervían el pollo para desmenuzarlo minutos después, explicaban cómo se elabora la bechamel y los principales trucos a tener en cuenta. El momento álgido de la tarde llegó cuando había que formar las croquetas como si de plastilina se tratara: redondas, alargadas… No había dos iguales.

Masterchef junior y Club Minichef

Esta no es la primera experiencia con los más pequeños de la casa. Siempre hemos sido conscientes de la importancia de la educación gastronómica.  En Valencia Club Cocina ofrecemos la posibilidad de inscribirse en nuestro Club Minichef para desarrollar su creatividad mientras cocinan, sin olvidar los secretos de una alimentación sana y equilibrada.

Además, en verano de 2013 compartimos nuestros fogones con el equipo del popular programa de TVE Masterchef Junior. Fuimos la escuela elegida para grabar el casting que se celebró en Valencia. Una experiencia de lo más gratificante, en la que nos quedamos con un mensaje: las ganas de superarse que tenían los niños en la cocina.